Nos ha alegrado mucho descubrir estas homilías de San Juan Crisóstomo sobre la CONVERSIÓN. En nuestro cristianismo hemos sustituido la CONVERSION por los saberes o las costumbres religiosas y ello nos ha dado un cristianismo para no cristianos.

El cristianismo militante, hijo de la CONVERSION, ha desaparecido. Las nuevas generaciones aceptan el «ni carne ni pescado» que se les ofrece y así se quedan sin respuesta a ninguno de los problemas que la vida les plantea. El cristianismo de conversión es respuesta a la vida. Ya sabemos que las nuevas formas de sectarismo antirreligioso que circulan por la sociedad son clara manifestación de que nuestro cristianismo ha sido descafeinado, se le ha quitado el espíritu de conversión y, con ello, ha desaparecido la militancia.

Nuestro mundo es hoy más salvaje que hace 50 años. El hambre, las guerras, la esclavitud infantil, el analfabetismo, etc., son cada día mayores. No vamos a mejor.. Esto sólo lo dicen los comedores, vividores, insolidarios y demás ralea. La verdad es lo contrario. La insolidaridad domina nuestro mundo y cuando se habla de la solidaridad, que se habla mucho, siempre es en falso. Solidaridad es «compartir hasta lo que necesitamos para vivir» y esto, no se vive.

Para los cristianos esto tiene una causa: la insolidaridad.

Pero ser solidario exige CONVERSIÓN. Cuando vivimos un cristianismo sin conversión, lo lógico es una sociedad insolidaria. Esta es la que tenemos.

 

Prólogo al libro: “Creed en el Evangelio” de San Juan Crisóstomo