El telón de fondo de nuestra realidad social es el más feroz individualismo, que se cultiva desde el vientre de las madres pasando por los centros de enseñanza y continuando por todas las formas cotidianas de vida, produciéndose así la alienación de las cualidades solidarias de la persona y de la sociedad.
“Aprender en la escuela a leer el mundo”, pag. 23, año 1993.