Mucho sufrió Rovirosa por lo que Juan XXIII llamó el “protagonismo” de los pobres. Su gran personalidad en el apostolado obrero le condujo a ser bocado apetecible para la derecha y la izquierda políticas. Así, los primeros, a través de un ilustre sacerdote catalán con cargo en la Acción Católica Española, le harían la deshonesta propuesta de dirigir a los militantes obreros cristianos de la HOAC hacia la democracia cristiana. El diálogo de los dos se cerró diciendo Guillermo: “Eso, hágalo usted. Yo aquí sólo hago trabajo eclesial.”

            La izquierda, a través de un notorio político catalán, que entonces preparaba el “Frente de Liberación Popular” y que fue más tarde dirigente de “Bandera Roja” y del PCE. El tal personaje le visitaría en Monserrat para proponerle lanzar un partido político revolucionario que realizara la emancipación de los pobres sin los pobres. Tras escuchar su larga perorata, Rovirosa le preguntó: “¿Para la emancipación de los pobres?, y ¿dónde estarán los pobres?”.

          Como le respondiera que se trataba de dirigirles, de darles una vanguardia, Rovirosa contestó: “Siempre estaré donde únicamente los pobres dirijan su vida personal y colectiva”. Y el representante de la izquierda oficial se fue por donde había venido.

            Para los que le conocimos de cerca no nos ofrece duda que fue este respeto autogestionario a los pobres y este amor a la Iglesia, que le impedía intentar su manipulación, los que le llevaron a sus fracasados y deshonestos interlocutores a lanzar sobre él, con la colaboración de la policía franquista, la calumnia de servirse de la Iglesia para fines políticos.

Guillermo Rovirosa: ejemplar militante cristiano (Recuerdo en el XXV aniversario de su pascua) (“Carta entre amigos” nº 14, abril 1989)